La
hidatidosis es una zoonosis controlable.
El ciclo del parásito se conoce desde el año 1853
y fue durante el año 1864 que se inician en algunas regiones del mundo campañas
de educación sanitaria y control de faena con el fin de intentar prevenir la
enfermedad. En el año 1890 se iniciaron las desparasitaciones caninas con
drogas tenífugas y a partir de 1975 se incorpora el tenicida praziquantel, en
la totalidad de los programas de control en ejecución.
En
Argentina, en el año 1906, un decreto firmado por el presidente José Figueroa
Alcorta, planteó medidas de prevención y control. En la década del 70 se
inician los programas de control de la Hidatidosis en Neuquén y Tierra del
Fuego y a partir de la década del 80 en las provincias del Chubut y Río
Negro. Con posterioridad se empiezan a realizar acciones de control en otras
provincias argentinas. La mayoría de los programas fueron implementados desde
el sector Salud de las provincias, con apoyo del Ministerio de Salud de la
Nación.
A pesar de los esfuerzos
técnicos y económicos realizados en el país y aún con el apoyo de distintos
organismos sanitarios internacionales, la
Hidatidosis sigue siendo en Argentina un serio problema socioeconómico. El
Ministerio de Salud reporta altas tasas de hidatidosis quística, lo que la ha
transformado en la zoonosis con mayor cantidad de casos registrados. Es
considerada por la Organización Panamericana de la Salud y la Organización
Mundial de la Salud, como una de las zoonosis desatendidas en las poblaciones
postergadas.
Con
la educación sanitaria de la población expuesta al riesgo de enfermar, el
control de la faena y la desparasitación periódica de los perros domésticos, se
logró erradicar la hidatidosis en ámbitos insulares, como Islandia, Tasmania y
Nueva Zelandia, pero en áreas
continentales de Sudamérica, “no se
pudieron repetir estos logros”.
A
mediados de la segunda década del siglo XXI, lamentablemente se siguen
enfermando ovinos, caprinos, bovinos, cerdos y llamas, afectando la economía
ganadera y manteniendo la oferta de quistes hidatídicos para perpetuar el ciclo
de la Hidatidosis. Siguen contrayendo la enfermedad las personas,
fundamentalmente los niños, no solo en Argentina sino también en otras regiones
del mundo.
La
disponibilidad de la vacuna EG95, a escala industrial, abre una nueva
perspectiva que, sumada al resto de las medidas de control que cada programa
ejecuta, podrían acelerar los tiempos para evitar que se sigan enfermando tanto
el ganado, como los seres humanos.
1.- LOS INICIOS DEL CONTROL DE LA EQ EN LA PATAGONIA SUR
El diseño de los primeros programas de control fue
posible por el conocimiento del ciclo de vida del parásito y a la comprensión
de la historia natural de la enfermedad. El primer programa de control comenzó
en Islandia en el año 1864. En Argentina se estableció el control, por un
decreto presidencial, en el año 1909.
En 1948 el Ministerio de Agricultura de
Argentina, bajo la dirección del Médico Veterinario Profesor Raúl Martín Mendy,
inicia acciones de control de la Hidatidosis con dispensarios estáticos formado
por trabajadores voluntarios y equipos móviles que cubren parte de las
provincias de Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra de Fuego, en la llamada
“Campaña de Saneamiento Integral de la Patagonia”. La estrategia fue la realización de
concentraciones caninas, dosificación con el tenífugo bromhidrato de arecolina,
educación sanitaria con charlas en escuelas, con proyecciones de cine y la
formación de equipos integrados por médicos y por veterinarios. (Iriarte, J. 2002)
En los primeros años de la década del 70, el
Veterinario Osvaldo Garate de SELSA (Sistema de Luchas Sanitarias),
perteneciente al sector Ganadero, ante la gravedad de la enfermedad hidatídica
en la provincia de Santa Cruz, realiza diagnósticos de EQ en lugar de faena y
dosificaciones con arecolina como forma de diagnóstico inicial y educación.
Incorpora la dosificación canina con praziquantel, promueven los carneaderos en
las estancias y la educación al hombre de campo, en las zonas rurales de El
Calafate y Perito Moreno.
El Veterinario Casildo Urdangarin, de SELSA
Chubut, realiza acciones similares en la zona de Esquel.
En el año 1975 el Veterinario Adrián Bitsch
inicia el Programa de Control del Territorio Nacional de Tierra del Fuego,
incorporando la necesidad de la continuidad como requisito ineludible para
alcanzar el éxito en el control y la dosificación periódica planificada con el
tenicida praziquantel.
En la década del 80 inician sus actividades,
desde el sector Salud, los Veterinarios Jorge Iriarte y Eloìsa Bona de las
provincias de Chubut y Santa Cruz, desestabilizando el ciclo de la enfermedad
mediante la vigilancia y desparasitación periódica del hospedador definitivo doméstico,
la vigilancia y el control del hospedador intermediario doméstico en los lugares de
faena y la educación sanitaria de la población expuesta al riesgo de enfermar.
Se incorpora la necesidad de integrar las acciones de control de la EQ a las
actividades regulares de prevención de la salud, incorporando a la comunidad
como partícipe activo de los programas y se reemplaza la figura dominante del
“jefe de programa” por la de equipos de trabajo interdisciplinarios, que
apuntalan la tarea del agente sanitario y del hospital rural.
En la década del 90 se consolidan los
programas patagónicos con una fuerte actividad sobre la población en riesgo de
enfermar, basada en la búsqueda de portadores asintomáticos y relevamiento de
la situación epidemiológica de la enfermedad a través de serología y ecografía
catastral, en grupos de riesgo. El detectar personas portadoras de quistes
hidatídicos asintomáticos, permitió acortar la historia natural de la
enfermedad y establecer el tratamiento farmacológico. Además, se incorporó el
control de las poblaciones caninas, el control en las huertas o quintas, la
vigilancia en animales silvestres. (Iriarte, J. 2002).
En el nuevo siglo se debe iniciar la etapa de
la aplicación de las nuevas herramientas, como la vigilancia de la Echinococcosis
canina por coproantígeno, la vigilancia serológica en el hospedador intermediario, el
tratamiento en el hospedador
intermediario, los sistemas de información geográfica, la vigilancia de la
equinococosis en el ambiente, el control biológico y el control con vacunas.
2.1 LAS MEDIDAS
DE CONTROL EN PATAGONIA SUR
Finalizando la segunda década del siglo XXI,
los técnicos responsables de los programas de Control de la Hidatidosis y los propietarios
de los EAP de la Patagonia Sur, disponen de las herramientas de vigilancia,
diagnóstico y control necesarias para controlar la EQ. Es necesario contar con
la decisión estatal o empresarial de aplicarlas y disponer de los recursos
necesarios.
1 Control de
poblaciones caninas
La tenencia responsable de los perros es central
para el control de EQ. El control de los perros en los ámbitos urbanos es
competencia y responsabilidad de las autoridades municipales. Para ello deberán
implementar un programa integral basado en la tenencia responsable de los perros,
priorizando la salud pública y la integridad de las personas. El mismo debe
incluir estrategias de educación a los dueños de perros y a la comunidad en
general, un sistema de identificación que transfiera responsabilidad legal a
los propietarios, control de la natalidad, control de los animales sueltos, un
sistema de adopción y el correcto manejo de la basura urbana.
En las áreas rurales las perreras o lugar
donde se atan los perros, deben estar alejados del lugar de faena, de la
huerta, de los corrales y de la vivienda. Tener en cuenta los vientos predominantes
y los cursos de agua.
2 Control en los
animales silvestres
La infección en animales silvestres es un obstáculo para la
erradicación de la EQ, por no ser alcanzado el ciclo silvestre, por la mayoría
de las estrategias aplicadas al ciclo doméstico. Es posible realizar la
búsqueda de QH en liebres en los lugares de faena habilitados, la búsqueda de
huevos de E granulosus en los cueros
de los zorros cazados y la búsqueda de endoparásitos en zorros.
El
aumento de los perros asilvestrados, que ha motivado la desaparición de la
ganadería ovina en la región de cordillera de Tierra del Fuego y el incremento
de los perros sin dueño en las cercanías de algunas ciudades en Chubut y Santa
Cruz, deberán ser considerados como posible fuente del mantenimiento del ciclo
de la EQ, al no ser alcanzados por las medidas de control, aplicados en los
perros urbanos y rurales domésticos.
3 Control de las
huertas o quintas
Las quintas o huertas familiares y las
huertas comerciales, deben estar cercadas para impedir el ingreso de los
perros. Se debe desalentar el ingreso de los perros, realizar una vigilancia
estricta de la presencia de materia fecal canina y de los perros, descartando
todo tipo de verduras que puede haber tenido contacto con la materia fecal
canina.
4 Educación
sanitaria de la población
La educación sanitaria y la promoción de la salud de la población
expuesta al riesgo de adquirir la EQ es una herramienta importante, de lenta
incorporación, que producirá resultados observables a largo plazo. Su objetivo
es lograr cambios de hábitos y conductas sanitarias en las personas orientadas
al control y erradicación de la enfermedad.
Las actividades educativas se orientan al
asesoramiento y capacitación sobre el lugar de faena y el destino de las
vísceras, sobre el control de EQ en la huerta, en el cuidado de los perros, el
contacto estrecho con los perros y los beneficios de la adecuada higiene
alimentaria y su desparasitación periódica.
Se refuerzan con la elaboración de material
educativo (audiovisuales, folletos, cartillas, afiches, etc.) cuya distribución
y exhibición mantiene en vigencia el interés en la comunidad. (Ministerio de Salud de la
Nación. 2009)
Los agentes sanitarios de atención primaria
de la salud, los maestros en escuelas de áreas endémicas y la participación
comunitaria son los efectores fundamentales.
Como refuerzo de las acciones de educación,
se realiza una vez al año la “Semana de la Hidatidosis”. Durante la misma se
aplican en forma intensiva técnicas educativas para la promoción de la salud,
la prevención de la enfermedad y las acciones de control. Intervienen, además
del sector salud, el sector educación y los medios de comunicación escrita,
oral y televisiva. Es fundamental implementar las estrategias de comunicación,
educación y capacitación en forma conjunta con otros organismos.
5 Control con
Vacunas
De las medidas existentes para prevenir
enfermedades infecciosas, la vacunación es la más útil. Las vacunas constituyen
un medio eficaz y rentable para prevenir y controlar, o incluso erradicar,
enfermedades infecciosas. Si previenen infecciones zoonóticas, las vacunas
veterinarias pueden proteger no sólo la salud de los animales, sino también la
del hombre.
a.- Control con vacunas en el hospedador definitivo
Una vacuna que reduzca la producción de
huevos de E. granulosus en el hospedador definitivo, podría ser
potencialmente suficiente para limitar la transmisión en áreas donde el
parásito es endémico. Existen investigaciones científicas tendientes al
desarrollo de una vacuna recombinante contra E. granulosus de aplicación
en perros, que produce inmunidad local y sistémica.
b.- Control con vacunas en el hospedador
intermediario
La incorporación de acciones en la línea
ovina, que prevengan la infección y disminuyan la oferta de quistes
hidatídicos, abre nuevas perspectivas a los programas de control, al
posibilitar atacar al ciclo de la enfermedad hidatídica en un nuevo frente, lo
que va a permitir lograr un control sostenido de la enfermedad en el tiempo. La
vacuna en el programa de Control de la Hidatidosis es una herramienta práctica
que permite prevenir la enfermedad en los hospedadores intermediarios, mediante
la generación de altos títulos de anticuerpos.
Esto contribuye al cierre del ciclo de la enfermedad mediante la
reducción de la oferta de QH a los hospedadores definitivos.
La disponibilidad de una vacuna recombinante
contra la EQ en rumiantes menores, permitirá la reducción de la oferta de QH
disponibles para los hospedadores definitivos, lo que implica reducir la
biomasa parasitaria disponible para los hospedadores intermediarios. Esta
vacuna veterinaria tiene la particularidad de proteger no sólo la salud de los
animales, sino también la del hombre, al disminuir el riesgo de enfermar de las
personas.
Un programa de vacunación, debería incluir
vacunar todos los años con dos dosis a corderos y chivitos, con al menos un
intervalo de 30 días, a partir del mes de edad. Al inicio del programa vacunar
con dos dosis a los adultos. Aplicar un refuerzo anual a todos los animales. A
las madres para asegurar la transferencia de inmunidad calostral. A los capones, porque desde este grupo sale
la mayoría de los animales destinados a la faena familiar. Los animales más viejos
son los que mueren en el campo o son sacrificados para alimentar a los perros.
El esquema de vacunación se debe mantener los años necesarios para la
reposición de toda la majada, al menos 7 años. (Lightowlers MW. 1996)
6 Control en los
lugares de faena
En
los lugares de faena habilitados, que se encuentran en los ejidos urbanos de
cada localidad y que cuentan con inspección sanitaria se debe anular la salida de vísceras parasitadas con quistes
hidatídicos, en especial hígado y pulmón. Los organismos correspondientes en
los niveles municipal, provincial y nacional, deben establecer y mantener los
procedimientos sanitarios para el control de la eliminación de las vísceras en
los frigoríficos y mataderos. (Ministerio
de Salud de la Nación. 2009)
Controlar la fuente de infección de los perros es central para los
programas de control de la región, a fin de cortar el ciclo biológico del
parásito. El programa de control, debe realizar una supervisión efectiva de la
inspección sanitaria, del procesamiento y destrucción o desnaturalización de
las vísceras decomisadas, del cumplimiento de las medidas para impedir el
ingreso de los perros a las instalaciones, de las normas que regulan la salida
de las vísceras de los lugares de faena, de la construcción de lugares de faena
adecuados en cada una de las localidades y de la incorporación de inspección
veterinaria.
7 Control en el
hospedador definitivo
En las primeras campañas se
utilizó el tenífugo bromhidrato de arecolina para el diagnóstico y tratamiento.
Desde 1975 se utiliza como tratamiento la droga tenicida no ovicida, praziquantel, que
administrado en forma planificada
y sistemática a una dosis de 5 mg/kg, permite la reducción en forma rápida de
los perros parasitados con E. granulosus y la reducción de la biomasa
parasitaria en el ambiente. Se administra en comprimidos orales con frecuencias de 45, 90, 180 o
360 días, según la prevalencia de cada región y la estrategia de cada programa.
El esquema óptimo consiste
en llevar a cabo las desparasitaciones caninas cada 45 días, durante al menos
los años que lleve el recambio natural de la majada y la descontaminación del
ambiente. El objetivo es eliminar en cada ocasión, las nuevas tenias antes que
comiencen a producir huevos, ya que la droga no es ovicida. A medida que la
cobertura de la desparasitación sistemática se aproxima a la totalidad de la
población de perros en un área determinada, el riesgo de infección para el
hombre y el ganado disminuye gradual y progresivamente hasta que la transmisión
se interrumpe por completo. (Ministerio de Salud de la Nación. 2009)
Al menos dos dosificaciones deben ser
realizadas o supervisadas por técnicos del programa, utilizando un
antiparasitario de amplio espectro y asegurando que la droga llegue al estómago
del perro.
Los programas de control tienen
la dificultad de disponer de la droga antiparasitaria en tiempo y forma, para
cumplir con las rondas programadas. Los esquemas de desparasitación presentan como limitación principal la
dificultad para lograr una cobertura efectiva, superior al 80% de los perros
existentes, en cada una de las rondas de desparasitación planificadas, por
dificultades económicas, geográficas, climáticas o por condicionantes socio -culturales,
existentes en las áreas bajo tratamiento.
3.- CONTROL DE
LA EQ EN LOS ESTABLECIMIENTOS AGROPECUARIOS
Los EAP patagónicos
deben contar con un lugar adecuado donde faenar los animales para su consumo.
Un lugar simple, con mínimas comodidades, agua suficiente, sin acceso de los perros
y con un pozo sanitario para la eliminación de las vísceras parasitadas. Deben
evitar la alimentación de los perros con vísceras crudas de los animales faenados o transformar las mismas, especialmente el hígado y los
pulmones, en un alimento seguro para los perros; mediante el tajeado, la
salazón, la salmuera y especialmente el hervido.
Deben tener solo los perros necesarios para
el trabajo con los animales y ubicados en el sector de “perreras,” cuando no
trabajan. Las perreras deben estar alejadas de los corrales, parques, quintas y
viviendas. Deben desparasitar a todos
los perros cada 45 días con una droga tenicida, asegurando que la droga llegue
al estómago del perro.
De no ser suficientes estas medidas, pueden
implementar un programa de vacunación aplicando dos dosis a corderos, terneros y
chivitos, con al menos un intervalo de 30 días, a partir del mes de edad. El programa
de vacunación se debe mantener los años necesarios para la reposición de todo
el ganado. Al inicio, vacunar con dos dosis a los adultos y posteriormente un
refuerzo anual a todos los animales.
El productor agropecuario
patagónico puede controlar la EQ en su EAP, sin depender de las acciones realizadas
por el programa de control provincial y/o nacional; desparasitando
periódicamente a todos sus perros con una droga tenicida y/o anulando la
posibilidad de que sus perros se alimenten con vísceras crudas y/o vacunando
sus ovinos, caprinos y bovinos.
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